La clase trabajadora ucraniana, las niñas y niños que hoy no pueden acudir a la escuela, las personas que hoy se agolpan en el metro de Kiev no para acudir a sus centros de trabajo, sino para salvar su vida, las gentes del campo cuya vida ha sido mancillada con tanques y camiones en los caminos, están hoy viviendo los rigores de una guerra, un monstruo del pasado que jamás hubiera debido volver a despertar. Ningún ser humano debe sufrir el horror de una guerra.
El manifiesto adoptado con motivo del 130 aniversario de la fundación de UGT dice que “(…) alcanzar la paz, el desarme y la justicia mundiales es tarea irrenunciable para el sindicalismo internacionalista comprometido con el progreso democrático de los pueblos”.
La necesaria condena frente a la inaceptable agresión rusa contra Ucrania no es suficiente, por lo que, apelando de nuevo a un alto el fuego inmediato, UGT llama a la participación masiva en las manifestaciones por la paz que se convoquen en todo el territorio y anima a su estructura a la convocatoria de las mismas.
Por la paz. No a la guerra.
El ataque militar contra Ucrania es una violación del Derecho Internacional de innumerables derivadas, pero, ante todo, es clara y sencillamente una guerra en Europa. La paz entre los pueblos ha sido y es uno de los principios fundamentales de la Unión General de Trabajadoras y Trabajadores (UGT) desde su fundación. El manifiesto que, con motivo del 130º aniversario de nuestra fundación adoptamos recuerda que “(…) alcanzar la paz, el desarme y la justicia mundiales es tarea irrenunciable para el sindicalismo internacionalista comprometido con el progreso democrático de los pueblos”.
Las bases del conflicto tienen distintas interpretaciones y sus consecuencias también. UGT ha venido advirtiendo de la escalada de la tensión en Ucrania y de lo poco fructífero de las medidas que se estaban tomando para evitarla, así como exigiendo el freno inmediato de la amenaza militar y potenciar la vía diplomática. Pero hoy es la clase trabajadora ucraniana, las niñas y niños que no pueden acudir a la escuela, las personas que hoy se agolpan en el metro de Kiev no para ir a trabajar, sino para salvar su vida, las gentes del campo mancilladas con tanques y camiones en los caminos, los que merecen nuestra atención. La gente que está viviendo los rigores de una guerra, un monstruo del pasado que jamás hubiera debido volver a despertar. Ningún ser humano debe sufrir el horror de una guerra. Por ello nos solidarizamos con el pueblo de Ucrania y sus organizaciones sindicales, y apoyamos las manifestaciones que se llevan a cabo por la paz en Ucrania y contra la guerra.
Son varias las concentraciones que se están organizando para exigir el fin inmediato de la guerra. Hacemos un llamamiento a la participación masiva en las mismas, a vuestra participación en ellas. De momento en el Pais Valenciano se han organizado las siguientes:
VALENCIA: Plaza de la Mare de Deu. Sábado 26 FEBRERO a las 18 h.
ALICANTE: Plaza de la Muntanyeta. Martes 1 MARZO a las 20.00 h.
Os animamos a acudir a las mismas y participar, junto con la sociedad civil valenciana, en estas concentraciones y actos de protesta, con el fin de pedir la paz en Ucrania.
La acción bélica contra la población civil de un país europeo debe parar de inmediato.
Si la decisión de Rusia de reconocer Lugansk y Donetsk como repúblicas independientes suponía un grave paso en la profundización del conflicto existente entre Rusia y Ucrania, la ofensiva militar, una opción que siempre ha estado presente y contra la que UGT se ha manifestado en numerosas ocasiones, traspasa la línea del derecho internacional, la política de bandos o la opinión geopolítica: la violación de la paz, la guerra, es un ataque al conjunto de la clase trabajadora de ucrania, víctima de una política de bloques que en nada le ha beneficiado. También son víctimas los y las trabajadoras rusas, que al drama bélico sumarán las consecuencias de las sanciones económicas que se implanten contra su país. Una situación, en definitiva, en la que sólo resultan beneficiados a corto plazo los egos y encuestas de determinados jefes de Estado a ambos lados del Atlántico, que lejos de demostrar la altura de miras propias de los líderes mundiales, constatan la pequeñez moral que esconden sus evidentes ansias de poder y megalomanía.
El incumplimiento de Ucrania de los acuerdos de Minsk y el apoyo militar de Estados Unidos y la OTAN y la lamentable política rusa de medir constantemente su poder frente a países más débiles están entre las bases del actual conflicto. El resultado es una perfecta reproducción en Europa del Este de las políticas intervencionistas de Estados Unidos como de Rusia, y que tiene como principales víctimas a la población civil, que sufre todas las consecuencias de la guerra y la tensión, la degradación económica y política generadas por el conflicto militar existente desde hace más de ocho años en el este de Ucrania. Una vez más, la clase trabajadora de Ucrania y de Rusia es la víctima de las políticas de quienes fueron elegidos para protegerlos y garantizar sus vidas en paz.
La guerra debe parar de manera inmediata y las tropas rusas deben retirarse de Ucrania. Asimismo, el reconocimiento de independencia ruso de parte del territorio ucraniano, incompatible con la Carta de las Naciones Unidas, debe revertirse.
UGT se solidariza con las organizaciones sindicales ucranianas, que suman a las políticas regresivas en materia laboral del gobierno de Kiev, confirmadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), todo el potencial destructor de la guerra y sus consecuencias.
El sindicato hace un urgente llamamiento a retomar la cordura y a reemprender, bajo el patrocinio de Naciones Unidas, el diálogo. Un diálogo abierto y franco en el que el objetivo de la paz no se pierda nunca. Asimismo, UGT insta al Gobierno de España a que trabaje para que la Unión Europea redoble sus esfuerzos por una solución pacífica a la crisis entre Rusia y Ucrania, poniendo como máxima prioridad el fin de la guerra y el mantenimiento de la paz, el respeto de la integridad territorial ucraniana y la vuelta a los acuerdos de Minsk. La guerra se ha abierto o la han abierto en Europa. Es por ello por lo que España y la Unión Europea deben reflexionar y construir su propia alternativa política basada en estos principios, y alejarse del inútil seguidismo a la estrategia de terceros que sólo responde a su únicos intereses.
La paz es, hoy más que nunca, el único objetivo legítimo.
Si por un lado el gobierno ruso ha recurrido nuevamente a la estrategia militar para desplegar su agenda política en zonas próximas a su territorio y que entiende de su exclusiva influencia, lo que supone una inaceptable amenaza a la estabilidad y seguridad de Ucrania, el interés de Estados Unidos y otros países de la OTAN en extender su área de influencia militar hacia el este tampoco parece la más inteligente manera de no provocar un estallido que ahonde más en un conflicto que lleva ardiendo casi diez años en el interior de Ucrania.
Este “tira y afloja” en el que distintos peones del tablero geopolítico tienen intereses que en nada benefician al conjunto de la clase trabajadora (siempre víctima, por otra parte, de las guerras), se juega a las puertas de la Unión Europea, vecina de Rusia y de Ucrania, y que debe hacer un llamamiento claro y convencido por la paz y el diálogo y alejarse de los intereses belicistas de Estados Unidos o Rusia y los aliados de éstos.
Nunca es buen momento para jugar a la guerra. Éste, desde luego, tampoco. El mantenimiento de la paz es una obligación perenne de cualquier Estado y más aún de los que forman parte de un proyecto político como la UE, que nace del más ferviente de los propósitos contra la guerra. Para UGT, la Unión Europea, debe llamar de inmediato a la calma, al diálogo y a reivindicar autonomía sobre cómo gestionar su política de vecindad. El fortalecimiento de la democracia, la defensa de los Derechos Humanos o la promoción de la justicia social es la única de las guerras que la UE puede y debe llevar a cabo, desde la no injerencia y, siempre y absolutamente, desde la paz.
Los conflictos fronterizos entre ambos países deben resolverse mediante la vía diplomática de forma pacífica. Por ello, UGT rechaza cualquier tipo de amenaza militar por parte de Rusia, así como las estrategias de la OTAN de militarización de Ucrania; y recomienda a España que se abstenga de participar en cualquier tipo de acción bélica, ya sea como actor o como coadyuvante, y volcar su enorme potencial negociador, su prestigio y valor internacionales en rebajar la tensión y hacer una llamada a la calma y al diálogo, y hacer valer su peso en la UE para que ésta se aleje de los tambores de guerra que otros hacen sonar a sus puertas.